Una nueva tendencia, nuevos resultados.
Ser maestro o maestra en un mundo en constante cambio requiere mantenerse al día en las nuevas propuestas y avances relacionados con la educación, ya que nuestro alumnado se merece que podamos brindarle todos los recursos para favorecer un desarrollo lo más positivo posible. Es por ello que este año, como novedad en nuestra escuela, todo el personal andamos metidas en un nuevo proyecto. Formarnos en Neuroeducación.
Neuroeducación, vaya palabreja ¿verdad?, pero ¿en que consiste esto de la neuroeducación? Bueno, ahora que hemos leído y estudiado un poco sobre el tema podemos exponer lo que vamos sacando en claro.
Resulta que hoy en día sabemos que las experiencias en las etapas iniciales de desarrollo (prenatal y primera infancia) tienen una influencia muy relevante en la estructuración y funcionalidad del cerebro. Esto se refleja en la calidad de las habilidades sensoriales, emocionales, intelectuales, sociales, físicas y morales que tiene cada persona.
Por esa razón, el papel del adulto, ya sea padre, madre, maestro/a o educador/a, como «facilitador de experiencias significativas» se vuelve más complejo si no cuenta con un conocimiento actualizado acerca de como se desarrolla el cerebro en los primeros años de vida, y la enorme maleabilidad que posee frente al aprendizaje y al medio que lo rodea.
En este sentido, surgió la Neuroeducación, en la que confluyen las Neurociencias, la Psicología, y la Educación. La unión de estas nos permite comprender los mecanismos cerebrales que hacen funcionar el aprendizaje, la atención, la memoria, el lenguaje, los sistemas sensoriales y motores, las emociones o el comportamiento, entre otros. Además, estos conocimientos nos ayudan a reconocer que factores pueden ser negativos para el desarrollo cerebral, como por ejemplo la desnutrición, las emociones negativas, un nivel elevado de stres, la anemia o el maltrato verbal o físico.
Y todo esto… ¿para que?
El objetivo de todo esto es armonizar las respuestas educativas con respecto a los sistemas naturales de aprendizaje del cerebro, y así evitemos factores de riesgo en el entorno infantil. Y es que, la primera infancia es compromiso de todos.
Después de la lectura y el análisis del primer libro sobre el tema (pincha aqui) hemos aprendido un aspecto muy curioso: durante la etapa prenatal y la primera infancia, el cerebro produce muchas más neuronas y conexiones sinápticas de las que va a llegar a necesitar, para asegurarse de que las células se conecten de un modo adecuado.
Parte de estas conexiones desaparecen después de un tiempo si no han sido estimuladas. es por ello, que en la atención educativa a la primera infancia, desde la perspectiva neuroeducativa, es primordial ofrecer situaciones y experiencias que permitan activar el mayor numero de conexiones posibles, para que de este modo se mantengan en nuestro cerebro para la resolución de otras situaciones en el futuro.