La relación familia-escuela y su influencia en el niño y la niña.
Sabemos que la familia es el primer contexto de socialización, donde niños y niñas participan y se desarrollan activamente. También sabemos que, además, en un determinado momento la familia decide que ya puede abrirse a un nuevo contexto: la escuela, confiando la complementación de su educación a su profesorado.
Cuando esto sucede, el niñ@ no es un ser pasivo, y como constructor activo de sus relaciones personales, atraviesa una fase de autorización y de construccion de lazos privilegiados con los adultos con los que se relaciona habitualmente en la escuela.
Dichos lazos se apoyan en el apego, vínculo afectivo (pincha aquí) fundamental en los primeros años de vida. Esto se puede explicar de la siguiente forma: el niño y la niña crean vínculos con las personas sensibles y receptivas a las interacciones sociales que permanecen como educadoras consistentes y estables, lo que ocurre tanto en la escuela, como en el hogar.
Estos vínculos son necesarios para dar un firme sustento emocional, que permite a l@s niñ@s sentirse confiad@s y segur@s para dar los pasos necesarios en el descubrimiento del mundo; solicitando ser guiad@s y acompañad@s.
La vida psíquica de un niño y niña comienza por La satisfacción de sus necesidades auténticas no sólo fisiologicas (alimentación, higiene…). Necesitan amor, afecto, estima, integracion en un grupo, la posibilidad de interactuar y ezplorar el entorno que kes rodea. Además necesitan relacionarseentre sí y con el mesio físico y humano en el que viven. Si perciben entre sus dos ámbitos de relación y entre sus personas de referencia un clima de confianza, escucha, respeto, compañerismo y un bienestar recíproco, les estaremos nutriendo de sentimientos positivos que serán la base de una vida afectiva emocional sana y equilibrada,muy valiosos para las relaciones que establecerán en el futuro, con sus iguales y otras personas. Por la singularidad de la etapa de los cero a los seis años y los vínculos afectivos que se crean, sin olvidar el derecho a la estabilidad y continuidad de sus relaciones personales, es necesario que reflexionemos sobre la importancia de establecer una unión entre la escuela y la familia, para que puedan crecer sin crispaciones, conflictos o ambigüedades h lo hagan de una manera amable y armónica consigo mismas y con el medio (físico, cultural y social) que les rodea.
Conformar una atmósfera cálida en la que los niños y niñas puedan sentirse a gusto, cultivar su bienestar y crecer en armonía, requiere un compromiso de las partes complicadas en su acompañamiento (profesorado y familia). Cuidar la relación entre la familia y el profesorado debe ser una prioridad para fortalecer el desarrollo integral de l@s niñ@s,por lo que es importante, buscar momentos para la comunicación.
Para finalizar, la escuela debe ser abierta, un lugar de encuentro, respetuoso, democrático y participativo que ofrezca muchas oportunidades y espacios donde las familias puedan participar, intercambiar y compartir con el profesorado, concediendo mucho calor a los momentos cotidianos ( excursiones, actividades del día a día en el aula, período de adaptación con la familia, entradas y salidas…) Y la familia debe ser consciente del enorme potencial que su pequeñ@ esta punto de desplegar, confiando en la escuela y su profesorado como el terreno apropiado donde puede hacerlo, y sentirse miembros partícipes y protagonista, e incluso, transformadores de la vida escolar. Participar y disfrutar de las experiencias y vivencias de la escuela con sus hij@s es la forma más bella de implicación en su aprendizaje y educación.